Regalo inmerecido
¿Alguna vez ha recibido un regalo de Navidad de parte de una persona para la cual no tienes ningún regalo que darle? La alegría de recibir el regalo es opacada por el sentimiento de culpabilidad al no poder reciprocar la dádiva.
Un regalo es en realidad algo que se entrega sin esperar nada a cambio. Cuando el recipiente quiere entregar algo a cambio lo que en realidad está haciendo es cancelar el regalo, efectivamente convirtiéndolo en un intercambio.
¿Qué tal si recibes un regalo de parte de una persona a la cual has ofendido? ¡Esto sí que es una sorpresa! ¿Cómo es posible que alguien a quien trate mal me dé un regalo? Esto cae fuera de nuestro entendimiento. La Navidad es precisamente eso: un regalo inmerecido.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. – Romanos 6:23
Sabemos que la Navidad es el regalo del nacimiento de Jesús para el mundo. Pero fácilmente perdemos de perspectiva que el hijo de Dios vino al mundo con el solo propósito de morir en nuestro lugar. Este sacrificio fue la paga del precio necesario para reconciliarnos con Dios y darnos una oportunidad para la vida eterna.
El regalo del nacimiento de Jesús (junto con su muerte y resurrección) nos pone en el lugar de la persona que recibe un regalo de parte de aquel a quien constantemente ofendemos (a Dios con nuestros pecados pasados, presentes y futuros). No hay nada que podamos ofrecer a cambio.
¿Cómo podemos responder a tal regalo? Nuestro arrepentimiento debe dirigirnos hacia algo mayor.
¡Celebra este día con un compromiso renovado a vivir una vida en agradecimiento hacia aquel que nos impresionó con su regalo inmerecido!
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