Independencia
Creo que la búsqueda de la independencia es algo innato en todo ser humano. Desde jóvenes anhelamos la independencia, empezando de nuestros padres. De una forma u otra todos anhelamos tener independencia para pensar y actual como queremos, sin que nadie nos diga cómo.
Independencia es el estado de ser independiente, lo que significa: no depender de otros, no estar influenciado o controlado por otros y a autonomía, entre otras cosas. Si analizamos bien su significado, no hay forma posible de adquirir completa independencia.
El que tiene negocio propio depende de sus clientes y suplidores. Aun los ricos dependen de los que producen y sirven lo que ellos consumen. Imagínate un mundo donde todos son totalmente independientes:
- cada cual definiendo sus propias leyes;
- transitar en las calles sin reglas de tránsito;
- tener que producir todo lo que necesitamos (fuentes de energía, alimentos, etc.)
Somos dependientes de otras personas en muchas más áreas de las que podemos enumerar.
Tampoco existe tal cosa como independencia de pensamiento. Sea en la cultura, la religión, la política, la educación, o cualquier otro aspecto de la vida, aunque no queramos, siempre nuestros pensamientos tienen influencias externas.
Queremos vivir independientes de la influencia de Dios. Rechazamos sus leyes, queriendo implementar las nuestras. Podremos tratar de independizarnos de Dios, pero inevitablemente terminaremos dependientes de otras personas o cosas (otros dioses).
Pero aquellos que hemos confiado en Dios entendemos lo que significa alcanzar la libertad al someternos a su obediencia (influencia).
… aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón …y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia…así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia… ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. – Romanos 6:17-22
Aunque quisiéramos no podríamos extender nuestra vida. ¿Por qué no entonces someterse a aquel que nos ofrece la vida eterna?
Si nuestras vidas dependen tanto de los hombres, cuanto más deberían depender de Dios. Solo Él nos puede dar la verdadera libertad que todos necesitamos.
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