Perspectiva
Me gusta sentarme a ver las noticias para mantenerme al tanto de las cosas que están sucediendo en el mundo. Desafortunadamente muchas de las noticias que recibimos no son buenas. Tragedias personales, nacionales y mundiales.
Las tragedias nos pueden afectar de dos formas: cómo víctimas o cómo criminales, así sea directamente o a través de un familiar. ¿No estás en ninguno de los dos lados? Quizás tengas la bendición de que estas tragedias no te hayan tocado personalmente, pero aún si este fuera el caso, nuestra perspectiva debe cambiar. Tanto la víctima como el criminal son hijos de alguien. Ambos en un momento fueron criaturas inofensivas que dependían totalmente de sus padres.
Es fácil identificarse con el dolor de la víctima. Pero, ¿qué tal el criminal? Bueno, si es mi hijo o hija, las cosas serían diferentes. ¿Sabes qué? Una vuelta de la vida puede cambiar las circunstancias, y podrías ver a tu hijo o hija con la necesidad de recibir misericordia. En este caso nuestros ojos no ven a un adulto que cometió un crimen, sino a aquella criatura que una vez cargamos en nuestros brazos. Así es que nos ve Dios.
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. – Lucas 19:10
Fue por los que estaban perdidos que Jesús dio su vida en la cruz. Fue por mí y por ti. Por víctima y criminal igualmente. Todos estamos igualmente calificados como pecadores. Todos estábamos sentenciados a muerte. Sin embargo, todos hemos sido igualmente elegidos para recibir su misericordia.
Como recipiente de tan inmerecido amor, ¿cómo debo yo mirar a aquellos que aún no lo han recibido? Tenemos que tratar de ver las cosas desde la perspectiva de Dios. Víctima o criminal, por ambos murió Jesús. ¿Qué voy a hacer al respecto?
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