El Reino de los Cielos – Parte 8
El servicio es importante. Estamos llamados a servir. Pero todo lo que tenemos que hacer fue preparado de antemano por Dios.
pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. – Ef 2:10
Si estamos en Jesús se espera que la produzcamos fruto. Una manera de servir a los demás es haciendolos participantes de los frutos en nuestras vidas como resultado de nuestra relación con Jesús.
Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, los echan en el fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos. – Jn 15:1-8
Nosotros sólo somos las ramas que sostienen el fruto. La único que tenemos que hacer es mantenernos en la vid. Nuestra relación con el Señor Jesús determina la cantidad de fruto en nuestras vidas. No relación = no fruto. Note que la referencia dice que las ramas que no permanecen en él no tienen fruto y como resultado son echadas fuera.
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos. – Mc 11:12-14,20
Él realmente se preocupa por el fruto. Sin embargo, no se espera que todos produzcamos la misma cantidad de fruto. Algunos producirán el 100%, otros 60% y otros 30%, cada uno de acuerdo a su capacidad (Mt 13:23).
Para explicar cuan importante era este tema Jesús utilizó la parábola de los talentos.
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. – Mt 25:14-30
Un talento era una unidad de peso y dinero utilizada en los tiempos antiguos en Grecia, el Imperio Romano y el Oriente Medio. Un talento era la cantidad de plata utilizada como salario de un mes para una tripulación de 200 remeros en un buque de guerra. Esto es el equivalente de $ 300,000 en plata o $ 3,000,000 en oro. De cualquier manera es una enorme cantidad de dinero. Así es como Jesús compara los talentos (o habilidades, capacidades, potencial) que Él nos ha dado. Se nos ha dado mucho, y no hacer nada con sería irresponsable. Como mínimo, Dios espera recibir los intereses de lo que Él nos ha dado.
Como ustedes han visto, no se trata de producción. El fruto es producido por la vid; los talento fueron dadas por el Señor. Esto se trata de como invertimos o utilizamos lo que Él nos ha dado. Hay mucha necesidad en este mundo. Utilizacemos lo que hemos recibido para hacer avanzar el Reino de los Cielos. No es una opción, es nuestra responsabilidad.
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