Lecciones sencillas de la carta a los Romanos – parte 6
Muertos al pecado
El pecado creó separación entre nosotros y Dios. Nuestra única solución: un sacrificio. Pero no nuestro sacrificio, ya que no habría sido aceptado debido a nuestro pecado, y segundo, esto habría significado el fin de nuestra existencia. Gracias a Dios por Jesucristo! A través de la fe en su sacrificio, somos reconciliados con Dios, y recibimos la vida eterna.
Cuando Jesús murió, él tomó nuestro lugar. Así que nosotros no sufrimos la muerte física, pero con respecto a nuestra relación con Dios, nuestro viejo hombre murió junto a Jesús. De la misma manera, recibimos una nueva vida con la resurrección de Jesús. Este proceso está simbolizado en el bautismo.
¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo *resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.– Romanos 6:3-4
De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.– Romanos 6:11
Antes de el sacrificio de Jesús eramos esclavos del pecado. Pero ahora que nuestro viejo hombre esta muerto, somos libres de la esclavitud del pecado.
Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado.– Romanos 6:6-7
No hay más razón para pecar sólo porque es nuestra naturaleza. Ahora podemos vivir nuestras vidas controlando nuestras decisiones y acciones. Someternos de nuevo a una vida de pecado es como renunciar a nuestra libertad.
Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él? – Romanos 6:2
Recuerde: el pecado trajo separación entre Dios y nosotros, así que si después de ser liberados volvemos al pecado, estamos regresando a el lugar donde comenzamos: condenación sin esperanza.
Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos. No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia. Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia.– Romanos 6:12-14
¿Significa eso que un cristiano nunca pecará? No. Dios conoce nuestra naturaleza. Así que se nos pide que no vivamos en pecado (versículo 2), y que no reine el pecado en nuestras vidas (versículo 12). Es decir, que no práctiquemos el pecado. El apóstol Juan también reconoce este hecho en sus escritos:
Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros.– 1 Juan 1:8-10
Así pues, si queremos mantener lo que Jesús ganó para nosotros hagamos nuestro mejor esfuerzo para mantener nuestra vida libre de pecado. ¿Es difícil? No puedo decir que no lo es, pero permítanme dejarles con un secreto de dos pasos para la victoria:
Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. – Santiago 4:7
Comentarios
Lecciones sencillas de la carta a los Romanos – parte 6 — No hay comentarios
HTML tags allowed in your comment: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>