Abre el regalo
¡Qué bueno es recibir regalos! Recuerdo que cuando era niño esperaba con anhelo la llegada del día de navidad para abrir mis regalos. Lo primero que hacia al levantarme era buscar debajo de la cama o debajo del árbol de navidad mi regalo para abrirlo inmediatamente y comenzar a disfrutar del mismo. No había nada que fuera más importante para mí ese día. No creo que fuera posible desayunar o hacer cualquier otra cosa sabiendo que había un regalo para abrir.
Todos hemos recibido regalos de parte de Dios, pero por alguna razón no todos estamos igualmente interesados en abrir estos regalos. No tenemos problemas en abrir los regalos de la vida, la familia, el trabajo, la salud y otras bendiciones. Pero tenemos problemas en abrir el regalo más importante que Dios nos ha dado: su hijo Jesús.
A través de Jesús recibimos el regalo de la vida (“En Él estaba la vida” – Juan 1:4). Pero no la vida que comienza al salir del vientre de nuestras madres y termina al dar nuestro último suspiro, sino la vida que comienza con Jesús y no terminará jamás. No la vida que depende de las posesiones que tenemos o de las circunstancias que estamos viviendo, sino la vida que podemos disfrutar al máximo (“yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” – Juan 10:10) y a pesar de cualquier situación que podamos enfrentar (“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” – Romanos 8:18).
Quizás no abrimos el regalo por temor a un compromiso con lo que no entendemos o es desconocido para nosotros.
no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos – Efesios 1:16-18
Como el padre que compra un regalo para sus hijos, Dios anhela que nosotros podamos disfrutar a capacidad del regalo que nos ha dado. Pero para eso es necesario que confiemos en Dios como los niños confían en sus padres.
De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. – Mateo 18:3
Sé cómo un niño y abre con confianza los regalos que Dios te da.
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