Aunque ande en valle de sombra de muerte
Todos pasamos por situaciones en nuestras vidas donde sentimos que estamos pasando por el valle de sombra de muerte. Son aquellos momentos en que pensamos que la situación actual no tiene solución y sentimos como si fuera el fin.
El Salmo 23 versículo 4 nos dice:
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Cuando hemos puesto nuestra fe en Dios no hay razón para temer cuando estamos pasando por nuestros valles de sobra de muerte. La primera razón es que El estará con nosotros. La segunda razón es que aunque nuestros ojos físicos solo ven muerte en el valle, tenemos que abrir nuestros ojos espirituales para ver que cuando andamos con nuestro Señor lo que parece ser muerte es solo «sombras» pues no hay muerte para el que esta con el dador de la vida.
Otro aspecto que necesitamos recordar de los valles de sombra de muerte es que son necesarios. ¿Cómo? Sí. Los valles de sombra de muerte son momentos necesarios para fortalecer nuestra fe. A todos nos gusta vivir en los montes: en el lugar de altura donde todo es bendición y alegría. Pero debido a nuestra naturaleza pecaminosa, luego de estar por un tiempo en las alturas se nos olvida que la única razón de que estemos en las alturas es por que Jesús nos permitió llegar hasta ese lugar. Pensamos que estamos allí por nuestra propia habilidad y porque nos lo merecemos. Cuando llegamos a ese momento ya no podemos apreciar las alturas de la forma correcta y es necesario que descendamos nuevamente al valle.
Al regresar al valle nos daremos cuenta de que nuestros esfuerzos no producen nada de vida, sino solo muerte. Es entonces cuando por misericordia de Dios nos recordamos de las bendiciones que recibimos cuando fuimos llevados a los montes por Jesús, y alzamos nuestros ojos a los montes (Salmos 121:1) y pedimos ayuda de nuestro Dios. Al reconocer nuestra situación y que solo Dios nos puede ayudar, la presencia de Jesús se hace latente y El convierte la muerte en solo sombras y nos ayuda a comenzar nuevamente nuestro ascenso a los montes.
Si estás pasando por un valle de muerte te invito a que levantes tus ojos a Dios, pidas Su ayuda. El convertirá tu muerte en solo sombra y te llevara de la mano a Su lugar de bendición.
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