Testigos
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. – Hechos 1:8
Las últimas palabras de Jesús antes de regresar al Padre contienen un llamado para que sus seguidores sean sus testigos alrededor de toda la tierra. Pero, ¿Qué implica ser testigos?
Según el diccionario, podemos encontrar las siguientes definiciones para la palabra testigo.
- Uno que puede dar un relato de primera mano de algo visto, oído o experimentado
- Aquel que aporta evidencia
- Aquel que es llamado a testificar
Jesús nos dejó un procedimiento el cual tenemos que seguir si queremos ser testigos eficientes.
- “pero recibiréis poder” – Tenemos que esperar a recibir poder <virtud o habilidad>
- “cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” – Ese poder solo lo obtenemos a través del Espíritu Santo.
Pero esto a su vez, tiene otros requerimientos:
- No podemos ser buenos testigos sin la ayuda del Espíritu Santo. Él es quien nos proveerá la evidencia necesaria para poder dar un testimonio veraz.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. – Juan 14:26
- Para recibir el Espíritu Santo es necesario amar y obedecer a Jesús.
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad – Juan 14:15-17
Podemos tener todo el deseo y la mejor intención de testificar acerca de Jesús, pero solo se puede ser testigo de lo que hemos visto o experimentado, de otra forma podemos ser hallados como testigos falsos.
Si hemos de ser testigos de Jesús es importante que podamos ser capaces de tener una experiencia que podamos usar como evidencia de la veracidad de nuestro testimonio acerca de Él.
Procuremos conocer la palabra de Dios, someternos a Su obediencia y a la dirección del Espíritu Santo para que podamos ser los testigos que Jesús necesita que seamos.
Pingback:Testigos o jueces?