¿Que hay en tu lista de deseos?
Navidad es el día del año más esperado por los niños (y los menos niños). Recuerdo cuando niño la emoción de crear la lista de regalos que deseaba recibir en navidad. No había mejor sensación que crear la lista mientras iba sobre las páginas del catálogo de Mattel. ¡Qué gran emoción cuando llegaba el momento de abrir los regalos! Pero, ¡qué gran decepción cuando en lugar de un juguete recibíamos ropa!
Las listas de regalos de aquellos tiempos podían incluir artículos como carritos de carrera, pistolas de juguete, o quizás un “Big Jim”. Y claro está, siempre la lista incluía algo sin lo cual “no podíamos vivir.”
Los tiempos han cambiado y ahora muchas listas incluyen artículos que son igualmente deseados por niños y adultos como “smartphones”, tabletas, consolas de juegos, o cualquier artículo con la más nueva tecnología. Otra cosa que ha cambiado es la cantidad de dinero que se invierte en los regalos de navidad. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, esposa(o), y nosotros mismos.
Tristemente lo que en un momento consideré el mejor regalo luego de unos meses dejará de ser tan emocionante. Es entonces cuando recordaré la realidad de lo que pagué (o lo que tengo que pagar) por ello. ¿Valió la pena? Seamos realistas, nuestros niños no saben le que es mejor para ellos. Pensándolo bien, aun los adultos en muchas ocasiones no escogemos lo que es mejor para nosotros.
En estos casos puede ser que la peor consecuencia haya sido la mala utilización de nuestro dinero, de lo cual podemos recuperarnos. Ahora bien, hay decisiones cuyas consecuencias son mayores. Podemos tener todo en la vida, pero tenemos que aseguramos de tener lo más importante.
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? – Mateo 16:26
Podemos tenerlo todo en nuestra vida, pero ¿de qué vale todo esto si al final de nuestras vidas no tenemos entrada al reino de los cielos? Puede ser que no tengamos el dinero necesario para cubrir el costo de nuestro regalo más deseado, pero el costo por nuestro regalo más necesitado, la salvación de nuestras almas, ya fue cubierto por Jesús. Es el único regalo sin el cual literalmente no podemos vivir. Para Jesús este fue un regalo que valió la pena, pero nos toca a nosotros el decidir aceptarlo y vivir cada día valorándolo.
¡Que lo más importante en tu lista de deseos sea reestablecer y mantener una relación con tu Dios!
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