El Reino de los Cielos – Parte 9
El Reino de los Cielos se basa en el perdón. La verdad es que sin perdón el Reino de los Cielos no tendría ciudadanos. Nuestro acceso al Reino de los Cielos se obtuvo a través del perdón. No hicimos nada para merecer el perdón. De hecho, eramos dignos de condenación.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. – Jn 3:18
Pero gracias a Dios que envió a su Hijo para que pudieramos obtener perdón a través de la fe en Jesús.
De la misma manera que fuimos perdonados se espera que nosotros tambien perdonemos a los que nos ofenden. Jesús enseñó acerca de la importancia de perdonar a otros. De hecho, nuestro perdón está condicionado a que nosotros hayamos perdonado a quienes nos han ofendido. Esto se establece claramente en la oración del Señor.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. – Mt 6:12;14-15
Esto es como matemáticas básicas: si nosotros perdonamos, entonces somos perdonados. Si no perdonamos, entonces no somos perdonados. Esta condición no aparece exclusivamente en la oración del Señor, ya que se puede encontrar en otros pasajes de los evangelios.
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas. – Mc 11:25-26
No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. – Lc 6:37
No hay límite en cuánto a la cantidad de veces que debemos perdonar a los que nos ofenden.
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. – Mt 18:21-22
A pesar de que nuestra deuda con Dios era tan grande que no había forma de que pudieramos pagarla, la misma fue totalmente perdonada a través de Jesús. Para enseñarnos acerca de esto, Jesús dijo a sus discípulos la siguiente parábola.
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. – Mt 18:23-35
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