Te deseo
Hace poco estaba orando por mis hijos y me preguntaba ¿Cómo orar por ellos?
- Que Dios los guarde de enfermedades
- Que Dios los guarde de problemas
- Que Dios los guarde de personas que le hagan daño
- Que Dios los ayude en sus estudios
- Que Dios los ayude a tomar buenas decisiones
- Etc.
Algunas de estas peticiones parecen egoístas, pues ¿quien pasa por el mundo sin haber enfermado nunca? ¿Quién pasa por el mundo sin haber tenido ningún problema? ¿Quién pasa por el mundo sin haber sido tratado mal por alguien en alguna ocasión?
Entonces, ¿Qué es lo mejor puedo desearles? ¿Cuál es la oración más importante que puedo hacer por ellos?
En un punto durante mi oración fui iluminado (¡gracias a Dios por su Espíritu Santo!) y entendí que no existe mejor oración por mis hijos que pedirle a Dios que los haga suyos.
Hace mucho tiempo una mujer llamada Ana, la cual no podía tener hijos, le pidió a Dios un hijo prometiéndole dedicárselo a Dios. (1 Samuel 1:9-11, 19-20). Dios escuchó la oración de esta mujer y concedió su petición. El resultado: el nacimiento del profeta Samuel, un gran hombre de Dios. ¿Por qué esta mujer sin hijos pide a Dios un hijo para devolvérselo a el? (el cual entregó al servicio de Dios luego de ser destetado – 1 Samuel 1:22). ¿No era más fácil prometer otra cosa como «lo llevaré todas las semanas al templo y le enseñare tu palabra»? Pero esta mujer sabía que lo mejor que podía desear para un hijo es que este le sirviera a Dios. Y no se equivocó.
¿Qué puede ser mejor que dedicarle nuestros hijos a Dios? ¿Que mejor que desear que ellos le amen con todo su corazón? Si ellos le pertenecen a Dios no les ocurrirá nada que a la larga no redunde en bendición.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. – Romanos 8:28
Claro que habrá problemas, enfermedades, enfrentamientos, etc. Solo basta con leer sobre personajes bíblicos que amaron a Dios para poder entender que aun ellos pasaron por situaciones, y algunas de ellas sumamente difíciles (Abraham, Moisés, Daniel, Pedro, Estevan, Pablo, etc.). Sin embargo en medio de sus situaciones ellos decidieron continuar amando a Dios.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. – Romanos 8:18
Cuando uno tiene «puestos los ojos en Jesús» (Hebreos 12:2) los problemas no logran desenfocarnos de nuestro propósito que es «proseguir a la meta» (Filipenses 3:14) hasta llegar hasta la ciudad celestial.
Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. – Hebreos 11:13-16
Ciertamente cuando oro por mis hijos sigo presentando a Dios diferentes cosas, pero se que mi mayor petición es que ellos le amen con todo su corazón. Este es mi deseo para mis hijos.
Este es mi deseo para ti.
Comentarios
Te deseo — No hay comentarios
HTML tags allowed in your comment: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>