Puertas cerradas
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. – Apocalipsis 3:20
Estas palabras tienden a usarse mucho para atraer a no creyentes a Cristo, pero lo cierto es que en su contexto estas palabras esta dirigidas a creyentes.
¿Cómo es posible que Cristo esté a la puerta de un creyente? ¿Acaso no se supone que ya Cristo esté dentro de la casa con el creyente? Descuidos en cualquier relación puede hacer que la relación se vaya enfriando poco a poco hasta llegar al punto donde ya no exista ninguna relación. Esto puede también ocurrir en la relación entre un creyente y Su salvador. La relación llega a tal punto que es como si le hubiésemos cerrado nuestras puertas a Jesús.
Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. – Apocalipsis 2:4
Jesús dio su vida para salvarnos de la vida de pecado y sin sentido que nos llevaba en dirección a la condenación. Es por ese mismo amor que él no quiere que después de salvarnos regresemos a esa vida, lo cual puede ocurrir cuando no mantenemos una relación con él. Es por esto la razón de la advertencia “quitaré tu candelero de su lugar”.
Si hemos descuidado nuestra relación con nuestro salvador es momento de arrepentirnos, levantarnos de nuestro dormitar y abrirle la puerta a Jesús para que podamos entrar nuevamente a la relación que él desea tener con nosotros.
Comentarios
Puertas cerradas — No hay comentarios
HTML tags allowed in your comment: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>